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Justificación del proyecto
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Hoy en día, la esperanza de vida de la población ha aumentado, trayendo consigo el incremento del número de adultos mayores en el mundo, lo que a su vez va de la mano con la prevalencia de las enfermedades neurodegenerativas, entre ellas la demencia, la cual genera una alta dependencia y discapacidad en personas mayores, siendo la enfermedad de Alzheimer la más diagnosticada, ya que oscila entre un 60% y 70% de prevalencia sobre los demás tipos (OMS, 2017).
Al observar esta realidad, en muchos países del mundo se están tomando medidas para contrarrestar el progreso de la demencia, realizando diversas investigaciones y estudios que faciliten su diagnóstico temprano. En nuestro contexto, el diagnóstico lo suele realizar, en su gran mayoría, médicos especialistas (psiquiatras, neurólogos), que frecuentemente se encuentran dentro de la práctica privada y que en muchos casos desconocen la enfermedad o realizan el diagnóstico con instrumentos de tamizaje (Báez, Ibáñez, 2016), lo que implica que es restrictivo para una gran parte de la población, por los costes elevados y a una muy baja sensibilidad y especificidad para poblaciones con una alta variabilidad educativa, así como para casos atípicos, de inicio no claro o que cruzan con otras alteraciones.
Bajo este parámetro, algunos autores a nivel de Latino América, se han enfocado en encontrar las brechas e identificar las áreas principales de estudio para armar una red global internacional que logre homogeneizar la práctica clínica y las futuras investigaciones, dentro de las cuales se han encontrado la falta de datos epidemiológicos certeros, ausencia de políticas de salud públicas, falta de evaluaciones estandarizadas, la creencia que los problemas de memoria son parte del proceso de envejecimiento y lo complicado que es acceder a investigaciones importantes por la dificultad del idioma (Parra el al, 2018).
En esa línea, no contamos con políticas de salud públicas que ayuden al diagnóstico temprano de la enfermedad, siendo éste detectado cuando se encuentra en estadíos avanzados (Dubois, et al, 2014), lo que provoca un deterioro mayor en los pacientes, desembocando en la baja calidad de vida de los mismos, así como de los cuidadores, quienes tienen que adecuar su estilo de vida al cuidado de su familiar, en el caso de Perú se estima que un 40% de los cuidadores no reciben ningún tipo de ayuda de otra persona, lo que ocasionará repercusiones en su salud (Custodio, 2016).
Por otro lado, en el Perú las técnicas para realizar un diagnóstico precoz, como la MRI (Por sus siglas en inglés de la Imagen de Resonancia Magnética), PET (Tomografía por Emisión de Positrones) o el estudio del Líquido Céfalo Raquídeo (LCR), son caras e invasivas, haciéndose indispensable que se formulen protocolos de diagnóstico sencillos para alcanzar a toda la población y que guíen un diagnóstico oportuno, los cuales se pueden alcanzar gracias a las investigaciones y estudios a nivel de los procesos cognitivos en el ámbito de la neuropsicología clínica; por lo que la importancia de encontrar marcadores cognitivos sensibles a los cambios observados en el envejecimiento normal y patológico (fases pre clínicas de demencia) ayudará a una mayor y mejor identificación de casos en la práctica clínica y a su vez a la implementación de programas de intervención farmacológicos y no farmacológicos basados en evidencia.
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